Uno de los momentos relacionados con una marca que más movilizaron a los consumidores en los últimos meses fue el que apuntaba que la marca Fiesta, fabricante de algunas de las golosinas clásicas de la infancia de muchos españoles, iba a cerrar. Fiesta se convirtió en viral rápidamente y lanostalgia por sus productos inundó las redes sociales.
Las piruletas y los Kojaks eran algo más para los consumidores. Eran más que productos. Eran algo cercano, propio, que sentían dentro de ellos. Eran, en definitiva, algo más próximo a una lovemark que a un producto sin más.
La pregunta, por tanto, que todas las empresas podrían hacerse es la de cómo convertir a sus marcas en una lovemark. Leer Lovemarks. El futuro más allá de las marcas, de Kevin Roberts, el CEO de Saatchi&Saatchi y el creador del concepto, permite visualizar mejor en qué consiste ser una lovemark y también cuáles son los puntos que pueden indicarnos que una marca es algo más que una simple marca. Las lovemarks tienen unas cuantas cosas en común que las separan del resto.
– Son marcas emocionales
– Son marcas cercanas
– Son marcas que despiertan lealtad
– Son marcas que llegan por los sentidos
– No son “propiedad” de las empresas