Ante un entorno de incertidumbre y volatilidad como el que estamos viviendo, la dinámica laboral ha cambiado, por lo que las necesidades de los colaboradores y las empresas se están transformando para dar paso al trabajo del futuro.
“El trabajo del futuro se puede definir como el balance entre lo que talento necesita de una empresa y viceversa. En este sentido, se busca que exista un entorno más parejo donde además de promover la diversidad, flexibilidad, desarrollo profesional y bienestar emocional, las organizaciones dejen claro a sus colaboradores, sus necesidades, para generar mayor sinergia y una relación sólida a largo plazo entre ambos”, afirmó Jésica Chávez Escalante, Chief of Staff de la startup financiera Flink.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Recursos Humanos, México es el país en América Latina con mayor rotación de colaboradores, con un índice del 16.75%. Por ello, para que haya equilibrio entre la oferta y la demanda, se deben tomar en cuenta las siguientes características que las compañías buscan:
Resiliencia: Esta habilidad se ha vuelto indispensable en los últimos años, y es que, debido al contexto tan cambiante que se vive, las organizaciones requieren que los colaboradores, además de adaptarse a situaciones adversas, tengan una respuesta rápida y estratégica ante cualquier tipo de circunstancias, que sepan cómo aprovechar los desafíos y convertirlos en una oportunidad.
Vivir la misión: Todas las empresas tienen una razón de ser, algunas enfocan el negocio en generar valor a la sociedad y otras en generar mayor riqueza. Sea cual sea su objetivo, las compañías necesitan que los integrantes tengan afinidad con esa misión, ya que, de lo contrario, formar un vínculo será complicado.
Resolución de problemas: El dinamismo que se vive todos los días trae consigo situaciones inesperadas, y para atenderlas de la mejor forma, es necesario contar con colaboradores con capacidad de observación, análisis y conocimiento de los recursos con los que se cuentan, para tomar decisiones que minimicen o acaben con cualquier riesgo.
Enfoque en resultados: Es necesario que antes de realizar cualquier actividad, el colaborador conozca el objetivo a lograr. Ahora, los nuevos líderes se están enfocando en el cumplimiento de estos, no en el proceso para llegar a ellos, por tanto, mientras las prácticas sean éticas, las personas pueden ser tan creativas como quieran e implementar la estrategia que más les convenga para lograr el resultado previamente establecido.
Empatía con la cultura organizacional: Si bien, muchos expertos dicen que la cultura organizacional la crean las personas, lo cierto es que todas las organizaciones tienen cierta personalidad que guía parte de la cultura. En este caso, el talento debe conocer las características y prácticas que tienen las empresas, para que, previo a formar parte de ella, analicen si se identifican; esto es importante, ya que, en gran medida, es lo que puede hacer más duradera la relación laboral.
Emprendimiento: Tener mentalidad de emprendedor dentro de una empresa implica ser proactivo, hacer más con menos, buscar el “cómo sí” para que las cosas sucedan, generar ideas innovadoras que puedan mejorar un proceso, producto, servicio e incluso el plan de trabajo. Esto se da mayormente en startups, donde existe mayor apertura para recibir y ejecutar nuevas ideas, sin embargo, es una habilidad que cada vez más empresas requieren del talento.
“Las características anteriores son algunas de las que las empresas estamos buscando actualmente como resultado de los cambios sociales, tecnológicos y empresariales. Y es que, cada vez somos más compañías que queremos ofrecer un equilibrio y una mejor relación con los colaboradores, y si bien, los 6 puntos fueron impulsados por la pandemia, debemos ser conscientes que seguramente, en los próximos meses o años, las necesidades serán diferentes”, comentó Jésica Chávez.