Es, sin duda, popular el decir con genuina o fingida indignación que no dejarás que los precios suban, que hay que cuidarle las manos a los abusivos, que es preciso que el gobierno, o alguien, controle lacarestía, en beneficio de los que menos tienen.
Es especialmente hipócrita en la boca de un funcionario público, cuando el gobierno fue el principal impulsor de la inflación por años, gracias a la elevación mensual del precio de la gasolina, por ejemplo, para evitar subsidios. Pero también los medios le entran con sana alegría a esto de “prevenir abusos” de los comerciantes. Qué caray, para eso está Profeco, que sin duda tiene una idea exacta de cuánto debe costar un panecillo.
En primera, y como lo hemos escrito aquí mismo, estas declaraciones están haciendo gigante un tema que no lo es. Tenemos una inflación históricamente baja en junio y julio, en medio de un contexto mundial de países que están luchando contra la inflación negativa. Los ajustes que deban darse en ciertos productos a lo largo de lo que resta del año pueden ser absorbidos con relativa facilidad. La depreciación del peso asciende, por ahora, a cerca de 25%, dependiendo desde donde contemos, pero no todos los productos tienen componente de importación. Pero más allá de ello ¿dónde quedó la mesura del banco central?
Viejo gen del PRI
Parecía que todo eso había quedado atrás, hasta que las presiones sobre el precio del huevo el año pasado despertaron un viejo gen dormido en el gobierno del PRI. Ante un alza aparentemente injustificada, echaron por delante a la Profeco, a hostigar al último eslabón en la cadena, los comerciantes en pequeño. Cerraron, orgullosos, algunos locales.
Lo que no se dijo es que el precio del huevo tal vez moderó su alza pero, al final, subió lo que tenía que subir.
Fuente: http://www.altonivel.com.mx/52798-los-precios-no-se-pueden-controlar.html