Las personas gastan en promedio el 2% de su ingreso anual en regalos: OBS. #Negocios

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OBS Business School, entidad perteneciente al Grupo Planeta Formación y Universidades, ha realizado un análisis sobre las consecuencias del exceso de regalos para los niños y comparte sus resultados. La época navideña es de las más esperadas por grandes y pequeños cada año. En esas semanas que cierran el año, o que dan aires nuevos a los meses que vendrán, las familias aprovechan para reforzar sus tradiciones, y los niños, para disfrutar de sus regalos y del cariño y afecto de sus seres queridos.

Mientras van avanzando las semanas y se acorta el calendario hasta la época navideña, muchos nos empezamos a preguntar qué deberíamos regalar, y en el caso de los padres y madres de familia, cuántos regalos serán los ideales para sus hijos. Sin embargo, es bien sabido que, de todos los regalos que los niños y niñas reciben, suelen hacerle caso a uno o dos solamente, y el resto queda abandonado en la esquina de la habitación por el resto del año.

Pero, ¿qué es mejor para ellos? ¿muchos o pocos regalos? El exceso de juguetes puede tener consecuencias en la formación de los niños y niñas, en la construcción de su identidad y en su esquema de valores. Por ejemplo, podemos terminar con niños sobre estimulados, que al recibir tal cantidad de regalos no saben a cuál prestarle atención, de manera que no pueden concentrarse en una tarea y se hallan cambiando su interés constantemente. Otro ejemplo, es el de la configuración del valor de las cosas: un niño que está acostumbrado a recibir gran cantidad de regalos podría terminar por no valorarlos, con lo que se generará una permanente búsqueda de ‘algo más’, en la que cualquier vacío emocional se solucione con objetos materiales.

Como se puede ver, comprar regalos no es tan fácil como parece, pero existen estrategias. Cuando decidimos qué regalar a los niños por Navidad o Reyes, en vez de comprarle todo lo que piden, podemos poner en práctica la «Regla de los cuatro regalos»: uno práctico, otro necesario, uno deseado y otro educativo. Si por el contrario, el infante no apetece limitarse con la cantidad de presentes, y para no arriesgarse a que la mayoría termine en la esquina de la habitación, se puede optar por repartir algunos regalos el 25 de diciembre, y otros tantos el 6 de enero.

Asimismo, si se va a comprar más de un regalo para alguien, puede ser una experiencia divertida y agradable probar con una combinación de los regalos pedidos y sorpresas (cosas que nunca esperaría recibir o que nunca se compraría para sí mismo).

Sea cual sea la estrategia elegida para estas fiestas, lo más importante es recordar lo verdaderamente valioso en esta temporada, que es compartir con los seres queridos.

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